El alfa y la omega

El pasado 21 de Marzo, en un momento de oración, el Señor me dijo textualmente lo siguiente: “escucha hija mía, ¿sabes que es lo que deseo que digas en el blog?

Mi respuesta fue, no papá, entonces me dijo escribe lo siguiente.

¿Alguien puede explicarme el origen de la vida?

¿Alguien puede explicarme el origen del universo?

¿Alguien puede explicarme como nace una flor, un animal, cómo se engendra la vida en un ser humano?

Nadie puede hacerlo, sólo Yo. Sólo Yo tengo la posibilidad de concentrar en una célula, la genética de un arbusto, de un plátano, de una cebolla, y que permanezca igual, que siempre sea la misma, puedo secarla y luego con el agua, la luz, la tierra, darle vida. He concentrado en una semilla todo el potencial de un poderoso árbol, todo el potencial de la vida humana en un huevo, toda la vida de un ave en un embrión encerrado en un huevo, y todo el universo en un punto tan pequeño como la cabeza de un alfiler, luego todo debe morir para vivir, la semilla, el espermatozoide, el embrión, explotan en la expansión como el universo. Soy el Dios de la expansión, pero el único que puede comprimir en lo mínimo lo máximo. Por eso Soy principio y fin de todas las cosas.

Luego de escuchar estas palabras de mi Señor, recordé un  libro que se llama "El viaje a la semilla” de Alejo Carpantier, que habla  de Don Marcial, un hombre que empieza a desandar el camino de su vida hasta llegar a encontrarse en el útero de su madre. Tal como lo plantea el escritor en esta obra literaria, tú y yo regresaremos al lugar de donde partimos, a la presencia de nuestro creador, al Alfa, al principio de todo, al primer motor como lo definió Aristóteles, aunque vayamos hacia delante o hacia atrás, indefectiblemente un día estaremos ante la presencia del Dios Todopoderoso, porque Él es el ALFA -(principio)-y la OMEGA,-(fin), de todo lo creado. ¿Sabes?,  más tarde o más temprano tenemos una cita con nuestro Padre Celestial, que no podremos eludir. Oro para que cuando esto suceda estemos preparados.