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LUCAS 9: 23-26
9:23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir
en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
9:24 Porque todo el que
quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa
de mí, éste la salvará.
9:25 Pues ¿qué aprovecha al
hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?
9:26 Porque el que se
avergonzare de mí y de mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del
Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos
ángeles.
Que difícil
resulta cumplir esta palabra de Jesús.
Hace un año,
Dios me pidió que trabaje para Él, que deje mi actividad de docente, y la
profesión de periodista, y trabaje para el reino. No son muchas las cosas
que me ha pedido, y cuando lo hizo, entiendo que fue como respuesta de la
oración que siempre hago,-úsame Señor-, pero como decía mi amiga Graciela,
las palabras que ponemos en una oración toman vida, y a veces no sabemos
hasta dónde puede afectarnos.
Desde
que dejé de trabajar me han pasado varias cosas que me gustaría compartir:
· Jamás me
ha faltado nada, por el contrario, Dios ha suplido en mi esposo mucho más
de lo que necesitamos como familia para vivir en forma cómoda.
·
Ha compensado
en mi esposo mi salario, tal como se lo pedí.
·
He
tenido ofertas laborales que me han tentado a volver al mercado laboral.
· Las ganas de trabajar, al principio, eran
desesperantes y, como cualquier adicto la abstinencia del contacto con los alumnos
y la gente de los colegios era una lucha que cada día debía superar.
· Empecé a
desaparecer de los lugares donde siempre me sentía importante, dejé de ser la profesora, la coordinadora
del colegio y ahora sólo soy la mamá
de Patricio.
· Dejé de
ser económicamente independiente, y eso me hace sentir vulnerable, y aunque me cuesta escribirlo, Dios sabe que mucho más me cuesta depositar “esta
corona a sus pies”, pero es mi más sincera demostración de amor por Él.
He dejado lo que hasta hace unos
años era mi vida por el Señor, me he
negado a mi misma por Él, y cargo la cruz cada día por seguirlo, porque le
creo, porque lo amo, porque todo lo que tengo se lo debo a Dios. He dejado
mi vida y la de mis seres queridos en sus manos, y aunque muchas veces me he visto tentada a volver a trabajar, se que con la prueba el Señor nos da la salida, y la salida es que Dios nunca me desamparará, nunca me
dejará sin sustento, material y espiritual, porque Él dice en su palabra que: todo el que pierda su
vida por causa de mí, éste la salvará. Yo
lo creo.
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Mateo 10:38 Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
Marcos 8:34 Y llamando a la multitud y a sus discípulos, les dijo: Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.
Lucas 14:27 El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi
discípulo.
Hebreos 13:13 Así pues, salgamos a El fuera del campamento, llevando su
oprobio.
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