La palabra
de Dios, dice en Éxodo 33: 19
Y el SEÑOR respondió: "Yo
haré pasar toda Mi bondad delante de ti, y proclamaré el nombre del SEÑOR
delante de ti. Tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré
compasión de quien tendré compasión."20 Y añadió: "No puedes
ver Mi rostro; porque nadie Me puede ver, y vivir." 21 Entonces el SEÑOR dijo:
"Hay un lugar junto a Mí, y tú estarás sobre la peña; 22 y sucederá que al pasar Mi
gloria, te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con Mi mano hasta
que Yo haya pasado. 23 "Después apartaré Mi
mano y verás Mis espaldas; pero Mi rostro no se verá."
Tantas
veces he escuchado esta palabra sin entender en el espíritu cual era el sentido, hasta que en cierta oportunidad me di cuenta que el Señor había estado allí,
que pude ver sus espaldas, que Él estuvo presente aunque no hubiera visto su
rostro.
Si
miro hacia atrás podría hablar de múltiples circunstancias donde el Señor no me
mostró su rostro, pero pude ver sus espaldas, y entonces comprendí
que ÉL CUMPLE SU PALABRA, una de esas fue cuando siguiendo una
palabra recibida y confirmada, iniciamos la compra de un terreno, pero la inmobiliaria que tenía a la venta la tierra nos complicó de una manera
inusual la operación, al punto que en un momento determinado nos dijeron que
retiráramos la seña porque la operación no se realizaría, ante determinada
situación le preguntamos al Señor qué estaba pasando, y por esas cosas que hace
Dios, nos conectamos directamente con los dueños del terreno quienes nos lo ofrecieron
a un valor menor y sin tener que pagar la comisión inmobiliaria, entonces llegó
a mi espíritu como un bálsamo esta palabra, y entendí que muchas veces Dios nos
pone en la grieta de la peña nos protege con su mano y luego nos permite que
veamos sólo sus espaldas.
Estoy segura que si
miras atrás en tu vida podrás ver cuántas veces el Padre pasó por tu vida y
únicamente te permitió que vieras sus espaldas.
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