Ayer domingo
16 de junio, fue el día del padre, un día de alegría para quienes tienen su
papá con quien compartir esta fecha, de conmemoración para los que lo han
perdido y, seguramente de mucha tristeza para aquellos que no lo conocen, o lo tienen pero nunca han sentido su amor, sus caricias, su aliento.
Perdí a mi padre el año 2005, y siento su ausencia en cada cosa nueva
que emprendo, que hago o que hacen mis hijos, en cada partido que boca gane o
pierda, y aunque no era un padre amoroso de decirnos palabras como te quiero,
te amo, siempre supe de su amor, de su entrega, del orgullo que sentía cuando
salía publicado un artículo de mi autoría en el diario.
¿Sabes? Jesús no andaba diciéndole a todo el mundo te amo, pero si dijo,
NO HAY AMOR MÁS GRANDE QUE DAR LA VIDA POR SUS AMIGOS-(Jn. 15- 13)- y entregó
hasta su última gota de sangre en la cruz, para con ella cubrir nuestros
pecados y reconciliarnos con el Padre.
¿Sabes? Los que somos padres, daríamos cualquier cosa con tal de
evitarle un dolor, un fracaso, un sufrimiento, a nuestros hijos, sin embargo
nuestro Padre Celestial, envió a la cruz del calvario a su hijo unigénito para
salvarte a ti, a mí, a un ladrón, a un violador, a un asesino, a un golpeador,
a un depravado. ¿Tú lo harías?, Yo no. Podría dar la vida por mis hijos, pero
no entregaría a ninguno de mis hijos para salvar a nadie. Esa es la diferencia.
Jn. 3-16 “Juan
3:16 (NVI) 16
“Porque
tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree
en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
Dios podría
haber elegido tener cualquier tipo de contacto o relación con nosotros, pero
decidió ser nuestro padre, para que en la relación que tenemos con nuestros
hijos podamos entender cuanto Él nos ama, cuanto espera una mirada de amor
nuestra, como se enorgullece con nuestros triunfos, y como sufre con nuestros
fracasos, pero sobre todo para sepamos cuanto anhela tenernos cerca suyo. Feliz
día Papá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario