Que Dios es grande y poderoso todo lo sabemos,
pero de oídas, como dice su palabra, otra cosa es conocer de su magnitud y su
poder. El primer día de marzo del año 2011, fui a buscar de mi Papá Celestial
para hablar con Él, y mientras estaba en el cuarto de oración, buscando de su
presencia, empezó a sonar el teléfono celular, entonces sin siquiera terminar
mi oración salí para atender la llamada. Cuando regresé a la habitación y
busque restaurar el contacto, las palabras del Padre llegaron a mis oídos como un
trueno: “Estoy escuchando lo que me
dices, y me molesta que cada vez que quiero hablarte, sales a atender el teléfono,
¿sabes?, nada puede ser más importante que mi comunicación contigo. Apaga los
celulares cuando vengas a mi encuentro, no puede ser cualquiera más importante
que Yo. Soy el Dios Altísimo, ¿entiendes?, si estuvieras ante una autoridad
terrenal ¿atenderías el teléfono?, ¿crees que cualquier autoridad del mundo es
superior a Mí?, ¿no te das cuenta que me humilla?, debes saber quién Soy. Soy
tu Dios, reconóceme, mira, debes tomar conciencia de con quién estás.
Después de recibir esta palabra, caí de rodillas y le pedí perdón a Dios
por esa falta de respeto, esta inconsciencia de no poder distinguir ante quién
estaba, y la escasa credulidad, y confianza, de saber que cuando uno va en
busca del Señor, Él escucha tu oración, Él se toma su tiempo para oír a sus
hijos, jamás tienes que pedir audiencia, porque es un Dios omnipresente,
omnisciente, que mira y conoce tus pensamientos y sabe con qué corazón vas a su
presencia. Ir a la presencia de Dios, con la confianza que un hijo tiene con su
padre es hermoso, pero cuando se abusa de ésta, y se toman las cosas de Dios a
la ligera, caemos en la irreverencia, y generalmente no se respeta lo que se
desconoce.
En muchas ocasiones por mi
profesión me ha correspondido hacer de anfitrión en los actos de los colegios donde
trabajaba, y en más de una oportunidad autoridades de alto rango no fueron
ubicados en los lugares que les correspondía porque quienes debíamos hacer el trabajo
no conocíamos al funcionario.
El llamado de atención que el Señor me hizo, fue como quitar una venda
de los ojos, para tener la certeza que Dios es mi Papá, pero por sobre todo que Dios, es el soberano, el supremos, el altísimo, el creador de los cielos y la
tierra, el Rey de Reyes y Señor de Señores.
Demos saber, Cuan grande es Dios.