El 17 de abril de 1999, operaron a mi
hijo Patricio de pié bot, en la cirugía tuvo una reacción llamada hipertermia
maligna que según el anestesista le podría haber dejado secuelas o incluso
terminar con su vida. Fueron momentos de muchísima tristeza y tensión. Desde
ese día hasta hoy, el enemigo me sometió en el temor de qué pasaría con su vida
si debía pasar nuevamente por una anestesia.
A los siete años Patricio comenzó con vómitos
matinales, lo llevé por distintos profesionales, y nunca me animé a hacerle una
endoscopía porque sabía que debía ser anestesiado
y, ese era el límite para cualquier diagnóstico. Hace unos meses se descompensó
en tres oportunidades en educación física con mucho dolor en el pecho, se le hicieron todos
los estudios cardiológicos y gástricos y no encontraron nada, sólo faltaba
hacer una endoscopía alta para ver si allí estaba el problema. No podíamos
demorar más ese estudio. Había llegado el momento. Patricio tenía que nuevamente pasar por una
anestesia.
Oré, supliqué a Dios que lo sanara, que no tuviera que pasar por
esa prueba, pero Dios es soberano y Él sabe el porqué de las cosas. Mientras oraba, Él siempre traía a mi mente la
oración de la mujer sirofencia cuando le
dijo a Jesús que la salvara porque su hija estaba enferma. Mateo 15:22
15:22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella
región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi
hija es gravemente atormentada por un demonio.
Hoy, a las 10 de la mañana mi hijo
entró al quirófano y le hicieron el estudio, y NADA LE PASÓ, el Señor cumplió
su palabra tal como me lo había dicho, que TODO estaría bien. Después de
tenerlo en casa con la tranquilidad de haber enfrentado, luego de casi 15 años el
fantasma de la anestesia, Dios, mi papá en su infinita misericordia me reveló
el motivo por el cual el Espíritu Santo traía a mi mente el versículo Mateo
15:22. Él debía liberarme a mí primero, de la ansiedad, del temor por la vida
de mi hijo, por eso como la mujer cananea debía orar diciendo “!ten
misericordia de MÍ, mi hija es gravemente atormentada por un demonio¡”.Cuántas
veces nuestros temores, inseguridades sirven al enemigo de puerta para
atormentar a nuestros hijos.
Hoy, Dios me ha liberado de años de
cautividad al temor de que mi hijo tuviera que pasar por una anestesia, de años
de cautividad y miedo a una enfermedad que incluso lleva el nombre de MALIGNA,
o sea que lleva el nombre de su creador. Hoy mi amado Jesús me ha libertado a
mí primero para poder llevar sanidad a mi hijo. Hoy sé que mi hijo está sano y
que jamás, lo podrá tocar el enemigo si nosotros, su familia y él, no le
abrimos la puerta. Las puertas del temor se han cerrado y con ella la entrada a
cualquier enfermedad. Gloria al que vino a liberar a los cautivos. Gloria al
que vino a sanar a los enfermos. Gloria al que vino a traer nuevas buenas de
salvación. Gloria al que entregó su vida en la cruz del calvario para que se
cumplieran estas promesas. A Él, a Jesús de Nazaret, sea todo la gloria. Amén